Hola!
¿como estas?
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miércoles, 7 de julio de 2010

INDIFERENTE.

Estuve sentada en el retrete sin hacer elementalmente nada, sostenía mi cara con las manos, los pies me temblaban por el bochornoso momento.
No quería que el mesero me hiciera una sugerente recomendación para el postre, tampoco estaba para otro golpe.

Veinte minutos después salí del baño, pues me había acordado del Cordon Blue. Note que mi abdomen rugía como un lobato de La Push, así que con paso torpe me dirigí hacia la mesa.
Ni Roby o mi madre voltearon a verme mientras arrastraba la silla en el falso piso de madera y me sentaba. Mi plato estaba mas que frio, pero no iba a ponerme exigente con eso, decidí apurarme para calmar al lobo de mi estomago.

Mamá mastico su ultimo bocado, puso el cuchillo y el tenedor del lado izquierdo del plato, y pregunto con un tono indiferente.
-¿De donde conoces al mesero?-.

-De la Biblioteca- le respondí.

No muy satisfecha me dirigió una mirada de suspicacia y me dio a entender que no estaba para tonterías.

-Me comento algo- eso era cierto -pero... no recuerdo que- Dige esto ultimo un tanto molesta y desviando la mirada hacia la casi inexistente comida en la mesa.

-Parece que te has vuelto popular con los chicos- dijo Roby con un tono pícaro, alsando las cejas, le vi feo, aunque feo seria quedare corto, entendió y no dijo mas.

-¡La cuenta por favor!- Pidió Mamá al .. mesero, éste camino hasta nuestra mesa con una sonrisa burlona, traía una carpetita de cuero sintético en la mano que entrego a mi madre y espero.
Volteo a verme guiñando me un ojo, desvié la mirada hacia Roby y éste evaluaba con demasiado interés al muchacho, demasiado diría yo, solo le faltaba tomar notas y fotografías como cualquier experto reportero.

Rosa introdujo un billete en la carpeta apenas abriéndola para ver la cantidad a pagar. Se levanto y fue con paso firme hacia la salida con Roby cubriéndole la espalda.
Me demore mas de lo debido al tratar de localizar a...

-Salio mientras estabas en el baño- Comento Roby al alcansarlo a la salida, supongo que habrá visto mi cara de desilusión.
-¿Quien es?- inquirio, como quien no quiere la cosa y de nuevo mi amiga la verdad salio con su traje de calabaza.
-Es un amigo de la Biblioteca- cierto. Pero ¿que tendrá ese lugar?

Roby me vio con su cara mas escéptica.
-Me esta dando lecciones de baile- Vi como su rostro incrementaba considerablemente su ya mencionada expresión y como respuesta le mostré mi sonrisa mas indiferente.

lunes, 25 de enero de 2010

¡WOW!

(Antes de ver este les recomiendo chequen el Capitulo 1 Raros.)

Capitulo Dos.
¡Wow!

Después de que se fuera la tía Lore, me despinte las uñas, no se por que, pero desde hace un tiempo se me han estado poniendo algo amarillas, es raro, primero pensé que era un hongo o tal vez por el limón o por una enfermedad. -Hepatitis-, me dije una noche al verme mis desgraciadas manos, -No, no puede ser cierto, se supone que toda la piel se vuelve amarilla y no solo las uñas-. Es verdad que también se me empezaron a notar una sombras oscuras bajo los ojos, pero siempre que no dormía bien me salían ojeras, solo que ahora su estancia en mi rostro ha durado un par de meses. Termine de pintarme las uñas de color “vino tinto” y me subí a dormir, ya que tenia que ir a la biblioteca al otro día, y no me gusta mucho ir a medio día, hace mucho sol y mucho calor, preferiría ir en la tarde-noche, pero a esa hora esta desafortunadamente cerraba, así que a las 9 de la mañana estaría bien. Eran las 10 de la mañana y yo seguía viendo ceñuda una pila de ropa en mi cama, no sabia que ponerme, estaba enojada, frustrada e incomoda, nunca había tenido problemas para vestirme, por lo regular siempre me ponía lo que veía primero, combinara o no, pero ahora todo me molestaba, como si me apretara o como si fueran uno de esos sweaters tejidos por la tía Lore, de esos que pican y sacan ronchas, -¡Demonios!- dije en un sonoro rugido, cerré mis ojos, tome unos pantalones, los toque un poco y me pareció que eran unos jeans negros, ridículo, como si en verdad los pudiera ver con los ojos cerrados, entonces recordé el “sueño-visión” y todo lo de “abre los ojos y veras en donde estas...¡tonta!” – ¡Jajá!- solté una carcajada y me tape la boca con las manos para que no me escucharan, después recordé que estaba sola, y después me caí, porque me estaba poniendo los pantalones, tenia los ojos cerrados, y las manos ocupadas. Iba entrando a la biblioteca, ésta tiene de entrada un bonito jardín, aquí es en donde se presenta el mago que le gusta a Roby, cuando un tipo, no hay otra palabra para describirlo, simplemente un tipo, era alto, moreno, con el pelo perfectamente peinado, llevaba jeans y una playera blanca y tenis del mismo color, tenia un aire de superioridad, como si fuera dichoso el suelo que pisaba, estaba recargado un en árbol me miro de arriba a abajo, me señalo despectivamente con la mano y dijo, -Lindos... pantalones-, sonrió burlonamente y me volvió a mirar de esa forma tan desagradable, no le dije nada solo lo pase de largo y mire desconcertada las puertas del edificio. Ese tipo me hiso sentir como desnuda o algo así, pero después puse atención en el camino de entrada y me recordó al piso de una cueva, en especial por que el piso estaba húmedo, vi las flores amarillas junto a la fuente que tanto me gustaba y definitivamente me olvide del asunto cuando el aspersor que las regaba dio una vuelta y me mojo, no fue tan malo, si no contamos con la risa del tipo despreciable de atrás, entonces mire hacia abajo y descubrí que mis pantalones y mi playera apenas tenia unas gotitas y si, efectivamente llevaba mis mejores y mas lindos pantalones negros. Gire la cabeza para mandarle una furibunda mirada, pero no alcance a verlo, pues me estampe con algo y casi caigo si no es que ese algo me abraza y salva mi trasero de pegar con el suelo. Se hoyo un ruido seco al caer el libro que traía en sus manos, yo estaba viendo su pecho cuando me estabilizo y me pregunto, -¿se encuentra bien?-. Alce la mirada suplicando no tener mal aliento o algo atorado en los dientes, sonreí un poco y le conteste, -¡Wow!-, frunció el seño y parpadee atónita, ¿en serio yo había dicho eso?, no lo dije por que casi caigo en el suelo mojado, si no mas bien por el aspecto de mi salva-traseros, era guapísimo, bueno no del tipo de Rob Pattinson, ni como Orly Bloom, sino algo mas rudo, incluso daba algo de miedo, era mas alto que yo como por cabeza y media, su nariz era recta, pero con el arco algo chueco, sus labios eran delgados y de un tono rosa pálido encantador, tenia una mandíbula bien formada al igual que sus pómulos, hacia que se vieran sus mejillas un tanto curvas, y sus ojos, solo de verlos empecé a oír “I Love You Baby”, estaban un tanto hundidos, de un color negro, tenían un tono azul eléctrico, después vi que era efecto de su camisa y cuando me sonrió sus ojos se arquearon tan lindos, ¡Wow! Solo ¡Wow! -Lo siento, si, estoy bien.- Sonrisa, -¡Gracias!- Sonrisa. -No debes disculparte, soy yo el que venia distraído y no pude verte.- -Claro...- Le respondí, un tanto confusa, pues estaba segura que yo había chocado con él y no él conmigo. Aun me tenía abrazada así que puse mi mano izquierda en su pecho para poner algo de distancia entre nosotros, y ¡Wow! Si que hacia ejercicio pues por mas que intente no pude ni siquiera moverlo un centímetro, ya me sentía incomoda, no había pasado ni un minuto y ya empezaba a sentirme atraída por este extraño. ¡Rayos! Estaba abrazada a un extraño como en el sueño, eso si que era raro, pero bueno ahora todo parecía ser raro, extraño, confuso e incomodo. Oí una risita a unos pasos detrás de mi, el tipo ese otra vez, pensé, el extraño me soltó, -Lo siento debo irme.- y sin mas ni mas se fue y por unos segundos me quede ahí sin dejar de ver el suelo, después recordé al tipo ese y voltee a verlo pero no había nadie. El libro del tipo extraño y guapo estaba aun tirado, así que lo levante y entre a la biblioteca, tal vez vendría por el luego. Estaba deseando con todas mis fuerza que regresara por su libro, pues no lo había sacado de la biblioteca, lo había comprado en la tienda anexa, cuando vi al tipo molesto en la sección de historia, me hice tonta ojeando el libro para no verlo y descubrí que era algo de investigación genética, tal vez esté estudiando medicina o algo así, pues la verdad no le veía el caso en leer un libro tan complicado, pero bueno.
Salí una hora después con un libro de misterio uno de romance y uno de vampiros que me llamo la atención, éste era un tanto viejo que necesitaba restaurarse y pronto. Llegando a mi casa, lo primero que hice fue subir a mi habitación y prender la computadora, buscar en la biblioteca del reproductor Diana Ross y empezó a sonar “I Love You Baby”, después la oí con Gloria Gaynor, y luego con Frankie Valli y Four Seasons, no me di cuenta que estaba abrazando el libro de genética asta que entro Rosa, mi madre y me pregunto si quería ir a comer a la plaza, le respondí que si, aun sin saber muy bien lo que pasaba, lo puse en mi cama bajo mi almohada y baje con mamá para ir a comer.

-¿Qué es lo que le pasa?-, pregunto Roby. -No lo se, ha tenido esa cara durante todo el camino.- Dijo Rosa algo molesta -¿Crees que use drogas?-. -¡NO!- contesto mi madre alarmada. -¿O tú que crees?- -¿Puedo tomar su orden?- dijo el mesero, -¡Ho! Hola “lindos-pantalones”- Salí de mi ensueño y vi al tipo ese, al... Tipo. Mi madre estaba que echaba humo, -¿Se conocen?- pregunto mirándome a mi y después al... desagradable mesero. -Tropezamos hace un rato.- dijo guiñándome un ojo. -Si, Hola.- corte la conversación y me pare para ir al sanitario, no que tuviera que hacer pero si tenia que desaparecer un buen rato. Vendita la hora en que se les ocurrió venir a comer al “Santuario del Filete”, ¿porque?, ¿porque a mi?, solo falta que... ¡pum! Tropecé con algo duro, mejor dicho la espalda dura de alguien, ¡Wow! Y ese alguien era el extraño de la biblioteca.
Me quede muda, pues al ver que era yo me sonrió, y simplemente me quede atónita al ver ese rostro tan lindo, quería tocarlo y pellizcarlo y besarlo... -¡LUCI, LUCI!-, gritaba Roby, -Dice mamá que me digas que vas a ordenar...- También quedo atónito al ver a mi acompañante y mas aún al ver que una de sus manos estaba en mi cintura. -¿Qué pasa aquí?- -Solo estamos... Bailando- Dijo “sonrisa-linda” muy calmado, yo lo mire confusa pero divertida, ¿Bailando? ¿Cómo se le ocurre? ¿Quien baila en el pasillo que da a los baños de un restaurante? -Como sea...- puso los ojos en blanco y me pregunto -¿Quieres el Cordon Blue?- Asentí con la cabeza, y Roby dio media vuelta para regresar a la mesa. -Creo que no nos hemos presentado.- Me dijo, le sonreí y dejo caer su mano. -Me llamo Eladio.- Y la extendió hacia mí para que la estrechara. -¡Ho! Mucho gusto yo soy Luci,- estreche su mano y me acerco para darme un beso en la mejilla, esperaba que mi madre no viera eso, y a centímetros de mi cara dijo, -Un placer,- y note el doble sentido de sus palabras, si es que había alguno. -Espero verte pronto, aunque no se si aguantaría otro golpe.- de nuevo sonrió y yo sonreí también, pero seguramente de una forma más boba. -Me están esperando, hasta luego.- y se fue a su mesa. También dije un hasta luego, pero muy tarde como para que lo escuchara y me metí al baño.

RAROS

Capitulo Uno.
Raros.
Eran las once de la noche de un viernes del tercer mes del año, me encontraba sentada frente a la televisión, aburrida y frustrada, pues llevaba una vida un tanto simple y aburrida, si, aburrida, esa simple, simple palabra, me describía muy bien en todos los aspectos de mi simple y aburrida vida...
Tengo un hermano un tanto difícil, no, eso es un eufemismo, es aficionado a la violencia en la televisión y a las caídas graciosas, si te caes es seguro que Roby se burlara de ti, es como la versión mexicana de Nelson, ya saben, el niño del ¡jajá!
Hace unos minutos tuve un accidente en el ultimo tramo de las escaleras, y el como siempre, me señalo con su mugriento dedo índice y soltó una gutural risa mofándose de mi desgracia y mi torpe andar, yo le saque la lengua mientras me aproximaba al sofá en el que conchudamente estaba sentado, tome impulso con mi mano derecha y le metí tremendo zape en la horrible parte trasera de su cerebro, le quite el control remoto y se fue hacia el estudio de mi madre a llorar y aullar como toda una reinita, -¡Luci! ¡No golpes mas a tu hermano!-, oí que gritaba mi madre molesta y un tanto divertida, ella sabia muy bien como era Roby, y sabia muy bien cuan manipulador llegaba a ser, así que no tome muy en serio su advertencia y “la reinita del drama” se fue a jugar a su habitación. Rosa, mi mamá era una profesionista-ama-de-casa, siempre se ocupa de nosotros y jamás faltaba un día al trabajo, dicen que me parezco físicamente mucho a ella, y es cierto, las dos somos morenas, ni delgadas ni flacas, ojos pequeños, brazos largos y delgados, piernas bien formadas, herencia de la abuela.
En lo que no nos parecemos es en que yo soy cinco centímetros mas alta que ella y su pelo es largo hasta la cintura y de color bronce con reflejos dorados, y el mío es mucho mas corto y negro. Roby es como mi padre, según mamá, larguirucho, desgarbado, con un tronco pequeño y extremidades largas, pelo negro, nariz aguileña y cejas pobladas, a decir verdad no se que vio mamá en él, es decir, mamá no es una súper modelo, pero tampoco esta tan mal, de hecho para la edad que tiene le persiguen muchos hombres, bastante lindos debo añadir, aunque ella dice que su único amor fue y será nuestro padre. -Aburrido, aburrido, aburrido-, decía mientras cambiaba de canal, me di por vencida y apague la televisión, camine hacia el estudio de Rosa, y le di las buenas noches, subí las escaleras y di tres golpes a la primera puerta a la derecha, al otro lado de ésta se oyó -¿Qué?- y le respondí -Mamá dice que si quieres puedo revisar debajo de tu cama, digo, para que duermas tranquilo y no la mojes...-, no se escucho nada y después de un segundo se abrió la puerta, solo un poco, para que el brazo de Roby saliera y pegara un cartel que decía: “No se admiten bichos R a R o S” Raros. Me quede pensando en esa palabra mientras se cerraba la puerta y se oía un clic, di media vuelta y entre en la última habitación del pasillo. Encendí la luz, después de 2 segundos la apague y me fui a la cama.
***
No estaba del todo segura qué sucedía. -¿Qué es esto?, ¿En donde me encuentro?-, pensé. Esa era la pregunta que rondaba en mi cabeza ¿En donde me encontraba?, estaba del todo segura que no era un sueño, a pesar de que lo último que recordaba era haberme acostado. Sentía mi respiración muy agitada por el miedo, sentía ese sudor frio que te invade el cuello y la espalda, también como se erizaban los bellos de mi nuca y la rigidez de mis piernas, por que... estaba caminando. -¿Porqué?- dije, ¿mi voz?, ¡¿ESA ES MI VOZ?! No, no podía ser yo, todo parecía tan extraño, todo estaba muy oscuro, ¡SÍ! Oscuro, eso era, si abriera los ojos tal vez sabría lo que ocurría, o por lo menos vería el lugar en el que me encontraba, pero los abrí, y no ocurrió nada. Me lleve las manos a la cara y para mi gran sorpresa, el dedo índice de mi mano izquierda ardía, quemaba, así que no podía estar muerta, yo creía en el cielo y todo eso, y según yo, muerta no estaba. NO, no podía estarlo, respiraba y me sentía, ¡SÍ! Sentía mi pulso como el “tic tac” de un reloj tras mis oídos, sentía como mis pies tocaban el suelo y el roce de mis piernas entre si al caminar, entonces me di cuenta que no estaba vestida, no sentía las ropas en mi cuerpo, y no sentí frio, al llegar hasta mi una ráfaga de viento que traía consigo un olor a tierra mojada, de lodo, pasto, hojas y hierbas. Ese olor fue tan intenso que de pronto me imagine rodeada de hermosos árboles, grandes y viejos, como la tierra misma en donde se erguían, imagine el húmedo y frio suelo cubierto de pasto y rocas, quizá algunos matorrales con flores silvestres, ¿Amarillas tal vez?, no muy lejos, oía el serpentear de un riachuelo y desee con toda mi alma meter mi mano izquierda en sus aguas, a pesar de que la lluvia ya había cumplido su cometido, la sentía mojarme desde el frente y... ¡un momento! la lluvia cae desde arriba, eso cualquier tonto lo sabe, no de lado. La lluvia paró tras el surgimiento de un puntito blanco, tal vez azul. Antes de darme cuenta de la luz que él emanaba, me vi envuelta en sus fuertes brazos, me beso en la mejilla, y frotó mi espalda con su mano en un perfecto movimiento de arriba hacia abajo, colocó su cabeza junto a la mía, con su boca a centímetros de mi oído, note que su respiración se relajaba, al parecer no era la única asustada en ese lugar tan desconocido, ¿Desconocido? ¡¿Estaba abrazada con un desconocido?! Pero, ¿Lo era? Me sentía tan bien al lado de ese ser luminoso que no me importo lo demás, se me olvido la oscuridad, el miedo, el hecho de que estaba mojada, y la lluvia. De pronto regresó el miedo, él lo noto y me abrazo aun más fuerte, trate de separarme de él, fue en vano. -¡Suélteme!-, le dije, giro levemente su cabeza para que sus labios tocaran el lóbulo de mi oreja y me susurro: -¿Eso es lo que deseas? Por que yo estoy muy bien así-. No le conteste, aún mojada y confusa no podía negarlo, me encontraba muy cómoda en compañía de él. Así que pase mis manos por su cintura para juntarlas tras su espalda, y traté de mirarle, pero al mismo tiempo que alzaba la vista para verle la cara, se esfumó, tal como un fantasma del 2 de noviembre, ni rastro dejo, no supe su nombre, o de donde era, solo me dejo la esperanza de volvérmelo a topar en aquel oscuro lugar tras que una lluvia inusual moje mi cuerpo.
Caí en mi cama, ¡jajá!, no había pasado ni una milésima de segundo, cuando me encontré acostada en mi cama, mareada y con lagrimas rodando por mi cara hacia la almohada, que en ese momento me pareció tan incomoda que lloré aun mas fuerte, deseando estar aun en aquellos brazos, lloré y lloré hasta que me que de dormida... *** ¡Tan, tan, tan, tan! Desperté sobresaltada al oír las campanadas de la parroquia, me vestí y baje a desayunar, cuando entre a la cocina, Rosa, ya se encontraba frente a la estufa preparando sus excelentes platillos matutinos, me deseó buenos días mientras ponía en su antigua grabadora ochentera un casete de Madonna, Roby bajo a desayunar, casi cuando terminábamos, se quedo a mitad de las escaleras y empezó a cantar con un tono muy agudo el coro de “like a virgin”, al parecer “la reina del Drama” se había levantado de bueno humor, pues traía una boa rosa chillón alrededor del cuello y lentes con armazón amarillo, así empezó su show solo para niñas desesperadas, y casi saco el jugo de naranja por la nariz, de verdad fue muy chistoso, simplemente él era así, cosa que yo jamás podría hacer, por lo menos no sobria.
Ese mismo día fuimos a la plaza del centro, vivimos a unas cuadras de ahí, es un lindo lugar si quitas los grafitis y la basura de las calles, la plaza es una antigua construcción, tiene todo lo que pueda tener cualquier otra plaza, un kiosco, una mercado, un parque, estatuas de antiguos héroes nacionales, el edificio delegacional obviamente, un museo, librerías, una biblioteca, heladerías, pequeños cafés y restaurantes, niños y niñas, perros y gatos, aves y bichos, policías y ambulantes, gente normal y rara. Mamá le compro a mi hermano un helado de fresa y vainilla, yo preferí un frapuccino, y ella un agua de frutas, después fueron a ver a un mago de segunda que daba un pequeño espectáculo en el parque, me negué rotundamente a ir, y decidí dar un paseo por los puestos de chucherías, que se encontraban alrededor del kiosco, a mitad de mi tranquilo paseo me tomo del brazo una pequeña y rara anciana de pelo blanco platinado, traía un vestido de manta con un rebozo en la cintura y estaba descalza, en mi fuero interno deseé que no me enredara en un juego de “estás en un gran peligro” y después me sacara el poco dinero que tenia, lo cual no fue el caso, solo se me quedo viendo, después retiro su brazo como si se hubiera quemado con el (Raro, era el brazo izquierdo, en mi sueño o visión el dedo que me quemaba ere el de ése brazo) hiso una leve reverencia con su cabeza y me dio un lazo negro con cuentas, eran tres, una en forma ovalada, al parecer de madera, la de en medio era roja como la sangre, eran unos labios hechos en un delicado cristal y la otra un cubo negro, de un material duro y pesado, algo sorprendida le dije, -No gracias-, trate de dar media vuelta e irme, pero me tomo del otro brazo e insistió en darme el lazo, negué con la cabeza y la anciana me dijo, -Eres tu quien debe llevarlo, ha estado guardado mucho tiempo, y ya es hora de que salga al mundo del que fue creado.- entes de poder captar el confuso mensaje, amarro el lazo, al parecer de cuero negro, a mi muñeca izquierda, de nuevo hiso una reverencia y se fue. Me quede como una tonta viendo con el seño fruncido en la dirección en la que la anciana se había marchado, después me agarraron la mano izquierda y di un respingo, voltee y era Roby, estaba viendo la pulsera que la anciana rara me había dado. -Que rara pulsera. Ya vez, bien dice el dicho: “todo se parece a su dueño”.- -¿De que hablas?- dijo una voz detrás de nosotros, era Rosa. -De rara, digo de nada- respondió Roby. -Bueno vámonos se hace tarde para la comida y va a ir a la casa la tía Lore.- -Y hablando de raras- Roby me dijo golpeándome con su diminuta cadera, un gesto un tanto raro para un niño de 12 años, pero bueno, es Roby. –Si, raro- le susurre con una sonrisita.